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Jesús: Fuente de Verdadera Libertad y Sanación Espiritual

En Jesús, hallamos la verdadera libertad y la Sanación Espiritual de todo aquello que nos oprime. Esto incluye malas influencias, bloqueos mentales, ansiedades, pecados sexuales como la lujuria y la lascivia, y cualquier otra atadura que nos separe de la santidad de Dios. Como nos asegura la Biblia:

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios 5:17). Dios no solo nos perdona; Él nos transforma. A través de Su poder, podemos ser completamente liberados y vivir en la plenitud de Su Espíritu.

Sanación espiritual

1. Reconociendo las Ataduras: Identifica Dónde Necesitas Liberación

Antes de recibir sanación, es crucial identificar las áreas donde el enemigo ha logrado influencia en nuestra vida. Esta introspección nos permite ser específicos en nuestra búsqueda de libertad:

  • Malas Influencias: Esto abarca amistades, medios de comunicación, música o ambientes que promueven valores contrarios a los principios de Dios. Son corrientes que nos arrastran lejos de Su voluntad.
  • Bloqueos Mentales: Son mentiras profundamente arraigadas en nuestra mente, como “No valgo nada,” “Dios no me perdona,” o “Nunca podré cambiar.” Estas falsedades nos limitan y nos impiden ver la verdad de quiénes somos en Cristo.
  • Ansiedades y Temores: Preocupaciones constantes y miedos que nos roban la paz, generando un ciclo de inquietud que nos desgasta.
  • Lujuria y Lascivia: Deseos impuros que esclavizan la mente y el corazón, desviándonos de la pureza que Dios anhela para nosotros.

Recuerda la promesa de Jesús: Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. (Juan 8:32). El primer paso hacia la libertad es reconocer la verdad de nuestras ataduras.

La oracion es parte integra para sanar

2. Arrepentimiento y Renuncia: El Camino Hacia la Sanación

La sanación integral comienza con un corazón humilde que se arrepiente y renuncia a todo pecado. Este es un acto de voluntad poderoso que abre la puerta al obrar de Dios:

  • Confiesa tus faltas a Dios: La Biblia nos asegura que si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9). Sé honesto y específico con Él.
  • Renuncia verbalmente a toda influencia maligna: Esto es más que un pensamiento; es una declaración de tu voluntad. Puedes orar algo como:
    • “En el nombre de Jesús, renuncio a toda mentira del enemigo que ha distorsionado mi identidad y mi propósito.”
    • “Renuncio a la lujuria, la pornografía, los deseos impuros y toda inmoralidad sexual, declarando mi mente y mi cuerpo como templo del Espíritu Santo.
    • “Rompo todo pacto con el miedo y la ansiedad, y declaro la paz de Cristo que sobrepasa todo entendimiento en mi mente y mi corazón.”
    • “Renuncio a los vicios, la corrupción, el engaño y cualquier otro pecado que me ate y me separe de tu santidad.

Al arrepentirte y renunciar, estás activamente colaborando con el poder de Dios para romper cadenas y experimentar una sanación espiritual y libertad que solo Él puede ofrecer.

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